El hombre del roscón fue “inmovilizado y engrilletado por tres agentes” ante el casoplón de Iglesias
El atestado policial del último detenido ante el casoplón de Pablo Iglesias sigue tumbando buena parte de las acusaciones iniciales lanzadas para justificar la detención de un señor de 58 años que comía roscón con chocolate a 60 metros de la mansión del vicepresidente social y su mujer ministra, Irene Montero. El último testimonio registrado en ese atestado confirma una detención un tanto exagerada para tratarse de la peligrosidad de un señor de esa edad, a esa distancia del casoplón de Galapagar, y con semejantes y alarmantes elementos en sus manos: un roscón muy, pero que muy cargado de nata, y hasta un vaso de chocolate caliente. Y es que fue detenido por «tres agentes y engrilletado».
Se afirmó inicialmente que el hombre de 58 años formaba parte de una “multitud” que componía una tumultuosa concentración ilegal. Y que eso fue lo que justificó el envío urgente de agentes extra de la Guardia Civil para proteger la mansión vicepresidencial y ministerial. Pero el atestado destaca que ese tremendo y peligroso grupo estaba compuesto por “6 personas”. A lo sumo “7”. Es más, los 6 ó 7 “no se encontraban haciendo sonar silbatos ni gritando, sino que estaban hablando entre ellos sin parecer tener intención de marcharse”, según los testimonios de los propios agentes plasmados en el atestado.
Ahora se conoce el relato de la detención tras comer roscón cerca del casoplón de Iglesias: “Durante el trayecto, el Sr. Zugasti parece estar un tanto alterado, y propina varios empujones contra el pecho del suboficial, quien le advierte de que no va a tolerar tales acometimientos en más ocasiones. En la siguiente ocasión que este individuo vuelve a repetir el golpe con sus manos en el pecho del agente, éste procede a atraerlo hacia sí agarrándole de la nuca para, a continuación reducirlo en el suelo y engrilletarlo, maniobra a la que el detenido se opone realizando fuerza activa, por lo que otros dos agentes cercanos se unen a la maniobra con el objeto de que sea lo más rápida y lo menos lesiva posible para el detenido”, señala el atestado.
El relato de los hechos detalla más: “Una vez engrilletado e inmovilizado en el suelo Don Francisco es informado por el sargento del motivo de su detención así como de los derechos que le asisten. Sin embargo, en el transcurso de la lectura de derechos Don Francisco interrumpe al agente actuante, quien cesa en la información con la intención de esperar a que el detenido estuviera más calmado y receptivo. Inmediatamente después se introduce al detenido en un vehículo mampara rotulado para su traslado a dependencias del puesto principal de Galapagar a cargo de quien suscribe y donde el detenido va a ser custodiado”.
La versión de los agentes
En medio de frases del estilo de “a tomar por culo” o “vete a freír espárragos” lanzadas por D. Francisco, el agente termina de leerle sus derechos al detenido. Se trata de la versión de los agentes recogida en el atestado oficial. No de la versión del acusado.
Por lo tanto, es el propio atestado el que reconoce que la detención se llevó a cabo entre tres agentes y con grilletes incluidos. Francisco Zugasti fue detenido en esa actuación. Él se encontraba ante el casoplón de Pablo Iglesias el pasado 30 de diciembre a las 19:58 horas. Fue detenido y con malos modos, tal y como se pudo observar en el vídeo que hizo público OKDIARIO al día siguiente. Y él, un señor de 58 años, se encontraba con un grupo de amigos comiendo roscón con chocolate ante el citado casoplón, un acto que, por lo visto, debió disparar las alertas del séquito de seguridad del líder morado a causa de su evidente e intrínseca peligrosidad.
Peligrosidad
Esa peligrosidad, de hecho, fue revestida inicialmente afirmando que se trataba de una multitud y que eso justificaba el envío urgente de agentes extra para desmantelar la protesta masiva. Pues bien, el atestado de los propios agentes presentes descarta por completo la existencia de una multitud de personas ante el casoplón, rechaza que estuvieran protestando de forma violenta y niega, también, en uno de los fragmentos, que se lanzaran gritos de protesta.
Los agentes de la Guardia Civil destinados por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a proteger el casoplón de Pablo Iglesias e Irene Montero -con la ayuda, también, de la Policía Nacional-, manifestaron, de este modo, y entre varias contradicciones en su declaración ante la juez Sara Rodríguez Huertas, que nunca hubo una multitud protestando ante el casoplón de la pareja gubernamental. Esta magistrada ya ha enviado al banquillo a Francisco Zugasti, que fue detenido el pasado miércoles mientras se encontraba con un grupo de amigos comiendo roscón con chocolate frente al casoplón podemita.
En el atestado de la Benemérita, al que ha tenido acceso OKDIARIO, uno de los agentes narra también que el pasado 30 de diciembre, a las 18:30 horas, mientras se encontraba de «servicio para la prevención de la seguridad ciudadana» -en realidad, para proteger exclusivamente al secretario general de Podemos –«es solicitado por el suboficial coordinador de servicios de la compañía para prestar apoyo junto a los seis agentes a sus órdenes en las proximidades del domicilio del vicepresidente segundo del Gobierno, porque se encuentran unas personas haciendo sonar silbatos». En el lugar se encontraban las seis personas, a lo sumo siete, según ese mismo atestado. La mayoría rondaba los 60 años. Ni una más, ni una menos. Sin embargo, los guardias civiles aseguraron en el interrogatorio ante la juez que «había una multitud».
En el mismo escrito, el agente aseguró que los vecinos de La Navata se encontraban a «diez metros de la valla perimetral» del casoplón. El guardia civil autor del mismo se ratificó en sede judicial en este detalle, pero su compañero, que fue testigo y estuvo presente en el acto, aseguró que los manifestantes se encontraban a 50 ó 60 metros de la vivienda de los dirigentes podemitas.
Fuentes presentes en el interrogatorio explican a OKDIARIO que la letrada del procesado Zugasti, Polonia Castellanos, preguntó a los testigos que «a qué distancia se encontraban» del domicilio. Estos efectivamente respondieron en línea con el agente testigo y en contra del atestado policial, que marcaba una distancia inferior a la real según los presentes.
La última polémica
Se trata de la última polémica por el séquito de seguridad del casoplón del hombre que aseguraba que nunca dejaría el barrio de Vallecas. Fue el propio Pablo Iglesias el que terminó de definir su contingente de seguridad y decidió cambiar a la Guardia Civil por la Policía Nacional -como cuerpo de protección principal- a raíz de las protestas que se produjeron durante el estado de alarma por el coronavirus. El antaño escrachador –por ejemplo, de Rosa Díez– cuenta, así, con un potente equipo de protección en mansión y con agentes de paisano que vigilan desde un coche camuflado para evitar poner en alerta a los vecinos que se concentran en las inmediaciones del casoplón.
Desde ese vehículo se graba a las personas que participan en protestas. En total, el contingente de protección a Iglesias está dotado por 20 agentes del Cuerpo Nacional de Policía. En concreto de la Unidad de Control de Protección -la UCP-. Todo el contingente se distribuye para cubrir los distintos turnos y garantizar una protección plena del perímetro de seguridad de Iglesias.
El plantel abarca la vigilancia estática del casoplón y de la parcela de Galapagar de Pablo Iglesias e Irene Montero. La protección está especialmente dispuesta en el interior de la parcela de Pablo Iglesias e Irene Montero. Y allí, también tienen los agentes capacidad para grabar imágenes.
El control de la seguridad en las inmediaciones continúa, sin embargo, en manos de la Benemérita, con lo que, de facto, la protección a Iglesias cuenta con dos cuerpos: uno interior y otro exterior.